Esas películas que veíamos de pequeños, que nos llenaban de ilusión, de magia, de amor...
Nos llegaban a hacer llorar, pero nos encantaban, las veíamos un millón de veces, nuestros padres hartos de nosotros, nosotros embobados mirando la televisión pensando ¿Que pasará ahora ? Sabiendo perfecta mente lo que iba a pasar, pero nosotros en nuestro mundo. Sabíamos que iban a tener un final feliz, en el que la princesa encuentra a su príncipe, o como cuando los niños perdidos y Peter Pan vencen al Capitán Garfio.
Esas historias de final feliz, que nos hacían sentirnos niños de verdad.
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